sábado, mayo 26, 2018


Una biografía para rescatar del olvido a Alejandro Farnesio, «el mejor general de su época»

Luis de Carlos publica «Alexander», un libro sobre el sobrino más guerrero de Felipe II

 

El general Alejandro Farnesio murió a finales de 1592, a los 47 años, sin conocer de boca del emisario de su tío, Felipe II, que había sido relevado de la gobernación de Flandes. Al igual que el Rey entonces, también España dio durante muchos siglos la espalda al gobernador, como a otros héroes militares.
«Leyendo sobre él me di cuenta de que era un personaje poco tratado por la historiografía y al que no se le había hecho justicia. Investigando quedé pronto fascinado por un militar que se entregó en cuerpo y alma al Imperio español», explica Luis de Carlos, doctor en Derecho y licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, que acaba de publicar «Alexander: La Extraordinaria historia de Alejandro Farnesio» (Crítica).
Una minuciosa biografía sobre un personaje que participó en los principales acontecimiento de la segunda mitad del siglo XVI, de Lepanto a las Guerras de Religión en Francia. «Su personalidad es muy atractiva. Con mucho carácter, inteligente y grandes dotes militares; fue un general extraordinario y, al mismo tiempo, un hábil diplomático», apunta De Carlos, que presentó ayer su libro en la Fundación Carlos de Amberes.
Biznieto del Papa Pablo III por vía paterna y nieto del Emperador Carlos V por la materna, Farnesio se situó en la primera línea política de los Países Bajos, tras la prematura muerte de Don Juan de Austria. «Cuando llegó se encontró una situación realmente difícil. Solo con una hábil estrategia militar y diplomática logró recuperar buena parte de los Países Bajos. Lo consiguió gracias a su autoridad entre los militares, el pueblo y los aristócratas», señala De Carlos sobre un hombre considerado «el mejor general de su época». El autor de esta biografía recuerda, además, que «la actual Bélgica solo se entiende con los tratados que salieron adelante en su gobernación»,
Farnesio estaba camino de recuperar todas las provincias cuando Felipe II entró en escena. Las empresas de Inglaterra y Francia desviaron recursos y envenenaron las relaciones. «El Rey le consideraba casi un hijo, hasta que la relación se torció con la campaña en Inglaterra y, definitivamente, con la de Francia. Farnesio se atrevía a decir al Monarca lo que nadie le decía en alto».